23.2.15

Carlos Azpúrua documentalista o el documental en y con historia

        Palabras para la presentación del titulo número 15 de la colección Cuaderno de Cineastas Venezolanos, dedicado a Carlos Azpúrua. Día nacional del cine (28 01 2015). Sala Museo de Bellas Artes de la Fundación Cinemeteca Nacional.
      Transcurría la segunda mitad de la década de los ´80 del siglo pasado. El aula magna de la UCV, otrora casa que pretendió vencer las sombras, estaba muy bien            concurrida. Un grupo de peluos y/o ñangaras de la época nos congregamos para hacer ver y ver una película que marcaría parte de una historia del cine venezolano: “Amazonas, el negocio de este mundo, 1986, documental dirección: Carlos Azpúrua”...reza la ficha técnica que aparece en la página 72 del volumen 15 de la colección Cuaderno de Cineastas Venezolanos, de la Fundación Cinemateca Nacional que hoy estamos presentando.
            En la plenitud de la gran aula, vimos la denuncia de los desmanes cometidos contra los pueblo originarios que viven en nuestro Amazonas. Se nos develó la penetración encubierta con el rostro de misioneros de las Nuevas Tribus, del imperio estadounidense.
            Transcurridos los 65 minutos de la cinta, cuando la audiencia comenzó a abandonar la sala, algunas y algunos de quienes estábamos debimos hacerlo con más rapidez, con sigilo. Los esbirros de las policías de la época estaban allí. Ellos también habían entendido la película y en consecuencia perseguían a las y los que osaron hacer y hacer ver la película.
            Casi 6 años después el pueblo conoció a Hugo Chávez y lo eligió para que dirigiera su revolución; pasaron otros seis años y el pueblo puso a Chávez a dirigir el gobierno. Y en 2005 sólo 2 años, después que el 12 de octubre se resignificó como el Día de la Resistencia indígena, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el 12 de octubre de 2005 anunció la expulsión de la Misión Nuevas Tribus de Venezuela.
            Seguramente Chávez por esa misma época pero no el mismo día vio ese clásico del cine documental venezolano. ¡Victoria popular! ¡Victoria popular indígena! .
No queremos decir que Chávez gobernó viendo películas. Queremos decir que el cine siempre es político, que Carlos Azpúrua comprende eso y que sus documentales son en y con historia.
            El cine documental de Carlos Azpúrua, por lo menos el de esos tiempos es premonitorio, se anticipó a nuestros tiempos. Se supo colocar al lado del pueblo. Por eso quienes han perseguido y persiguen al pueblo, lo siguen persiguiendo.
            Hemos hablado de cómo con la revolución se resignificó una fecha como el 12 de octubre, entre tantas otras fechas de la patria grande, un día que se señaló como “Día de la raza” ¡tamaño desproposito! ó Día del encuentro de dos mundos o Del Descubrimiento, cada una de esas calificaciones más infeliz que la otra. Día de la resistencia indígena la nombraron los explotados, los marginados, los parias de la tierra y su comandante, un 12 de octubre de 2003.
            Ya en 1978, Carlos Azpúrua, con Yo hablo a Caracas había dado una clarinada. Fueron los pueblos originarios en la voz de Barné Yavari. La voceria de Barné surte un efecto no aleccionador, no es esa su pretensión, pero que provoca la reflexión autocrítica, la de la audiencia, la de las y los creadores en el cine, la del cine. Con una técnica y una estética que hace al director trasparente y transparentado, un Shamán yekuana se hace voz popular del pueblo ancestral. Ahora si hay un des-cubrimiento, se descubre un ocultamiento, se des-cubre una cultura de opresión. La voz de Barné Yavari, que es la voz múltiple de las mujeres y los hombres de nuestro pueblos originarios es voz de resistencia.
            En la página 48 del Cuaderno de Cineasta dedicado a Carlos Azpúrua, aparece un fragmento del artículo de Rodolfo Izaguirre titulado “Un shamán yekuana habla a Caracas” publicado en el diario El Nacional, en 1978, era la época cuando este periódico no se había pasado al lado oscuro. Veamos qué dice el maestro Izaguirre en el párrafo que cierra el texto. Cito”...  es una de las primeras películas que ofrece al indígena la posibilidad de  expresarse y decir las cosas que tiene que decirnos, con una firmeza que merece respeto y admiración. Un sólido intelectual habla a Caracas: el shamán yekuana ¡Barné Yavari...!”                                        
            La voz múltiple de Barné Yavari, se multiplicó por barrios, pueblos, caseríos, las y los cineclubistas de entonces, armados de proyectores, en paredes y sabanas blancas vimos y ofrecimos la luz de un verdadero des-cubrimiento. También fuimos perseguidas y perseguidos.
            El 08 de enero de 2007, el gobierno bolivariano revolucionario creó el Ministerio el Poder Popular para los Pueblos Indígenas; en 2005 la Asamblea Nacional, con mayoría de diputadas y diputados chavistas promulga la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas; en octubre 2014 el camarada presidente Nicolás Maduro  instaló el Consejo Presidencial para los pueblo indígenas.
            La voz de resistencia y protesta de nuestros pueblos originarios ha sido y es escuchada, sus luchas reivindicadas, sus derechos reconocidos. Aún retumba la voz sutil, firme y sabia de Barné Yavarí, en Yo hablo a Caracas, otra vez el cine de Azpúrua se ubica en la vanguardia.
            La pesca de arrastre (1980) es otro documental que demuestra que el Cine de Carlos Azpúrua es el de un documentalismo en y con historia, es un documentalismo
que se hace de inmediato porque no se pueda callar y que se hace con compromiso político porque se requiere reflexionar.
            En La pesca de arrastre, a pesar de que estamos en el mar y todo lo que este supone en el plano simbólico y espiritual, las imágenes golpean e hieren, se nos narra con la voz de los pescadores, la explotación y depredación marina y la explotación y el despojo de que son objetos los trabajadores del mar. Azpúrua es directo y sincero, las canciones marineras se unen a las imágenes y nos ponen a pensar que no podemos permitir que la belleza del vivir bien con y del mar, se postergue por quienes sólo conocen “el mal vivir bien” que impone el capital en sus relaciones con la naturaleza. Azpúrua se hace directo y sincero como el pueblo.
            El 13 de noviembre de 2001, en el conjunto de las leyes que constituyeron la Ley Habilitante de ese año, se promulgó la ley de pesca y acuicultura, con ella se elimina la pesca industrial de arrastre. Sin comentarios.
            Acompaña, en su año de producción, 1986, a Amazonas, el negocio de este mundo, Detrás de la noticia. Aquí Carlos Azpúrua de nuevo pone en acción su natural intuición para seleccionar temas. Aunque que se le puede señalar como elemento negativo el inmediatismo con que se aborda el caso del conflicto interno de un periódico, quien esto escribe cree que tal inmediatismo era necesario. Este es un documental con historia. Los tiempos que vivimos así lo demuestran. En todo hecho cultural-informativo-político, entran en una relación antagónica las dos clases cuya lucha motoriza la historia. Las diferencias, las luchas, son entre proletarios y burgueses , los gobiernos y las oposiciones se asumen en uno de estos dos lados de la de la pelea.
            Detrás de la noticia ausculta a unos medios y un gobierno de derecha y en conflicto con unos trabajadores de un oficio que no es sin tomar partido. Véanse  los rostros de los protagonistas y a los protagonistas de esa obra, hoy en perspectiva histórica y afírmese que Detrás de la noticia resulta ser un documento valido para alegar lo que desde el bando bolivariano, se afirma sobre los medios, sus dueños y sus intereses.
            En 1983 el documental es Caño Manamo. Es el año del bicentenario Libertador Simón Bolívar, es el año del MBR 200.
            En sólo 45 minutos, Carlos Azpúrua nos coloca ante la contradicción vida-muerte, absorbida pero mostrada eficientemente en la dicotomía humanidad-naturaleza que se pervierte cuando del capitalismo se trata, y de como éste, en representación de la muerte, destruye a la tierra, a la madre tierra. Estamos ante un documental nacional, con una historia que se hace universal. Una de las mil caras del capitalismo, la del desarrollismo neoliberal queda develada.
            El contrapunto entre el cinismo de los representantes de desarrollismo y las voces sabias del pueblo, permite que las conciencias se sensibilicen.
            Las maquinarias mutan en monstruos terribles que hieren la tierra, que niegan el agua, que anulan la vida.
            En Caño Manamo, la lucha por proteger el ambiente adquiere su verdadero sentido, cual es la lucha política por salvaguardar el planeta.
            En la página 51 del Cuaderno, hallamos el cartel de la película debido a Dieter Grossberg, este cartel es un buen resumen del sentimiento que se nos queda más allá de nuestra individualidad. De manera sencilla en letra comedida y simple dice “Caño Manamo”, más abajo en letra mucho más pequeña se lee “Un documental de Carlos Azpúrua”. El reducido cielo entra en dialogo con la amplia tierra erosionada y constituyen un horizonte sombrío.  Caminando, cabizbajo, con sombrero de cogoyo, paltocito, pantalón arremangado, con alpargatas, triste, un hombre se dirige hacia la derecha. En la esquina inferior derecha, un compás con sus puntas hirientes, símbolo de la precisión que mide, se sobreimpone a una mariposa símbolo de la naturaleza en su expresión de libertad voladora. Bien podría ser el afiche del 5to objetivo histórico del Plan de la Patria, ese con el que el Presidente Chávez, el Comandante Eterno nos pidió “Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”.
            Hemos querido seleccionar cinco filmes para presentar el Cuaderno y reconocer a Carlos Azpúrua, el Cineasta con un documentalismo en y con historia

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