“Una comedia con mucho de drama”. Así respondí cuando alguien me preguntó cómo podría definir 3 bellezas, debut en el largometraje del venezolano Carlos Caridad-Montero. “Más bien una tragicomedia con mucho humor negro”, precisé cuando se abrió la discusión entre amigos. Porque es una película que alimenta la polémica, en el mejor sentido. En primer lugar, aborda el tema muy personal de la relación entre madre e hijas. En segundo término, retoma en el viejo asunto de la ‘cosificación’ de la mujer en los certámenes de belleza. En tercer escaño, señala la influencia dominante del pensamiento religioso alterno al catolicismo, tan en boga en las barriadas venezolanas. Finalmente, desentraña la enajenación cotidiana de los seres humanos en un marco social muy competitivo. Cuatro factores determinantes en una película bien pensada y construida que ofrece una mirada crítica a esa vieja obsesión venezolana por los concursos de belleza. Eso sí, tiene más de drama que de comedia.
El cineasta zuliano narra la historia de Perla, madre de dos bellas adolescentes —Carolina de Mónaco y Estefanía de Mónaco (sí, así son sus nombres)— y Salvador, un varón. Esta mujer madura está obsesionada con la idea de convertir la primera de sus hijas en Miss República. Pero, desde luego, las cosas se complican y nada sale como lo esperado. Este es el punto de partida de esta tragedia contemporánea que revisa la mitología de la belleza venezolana y se sumerge en los pantanos de la enajenación. Una relación afectiva familiar signada por la incomprensión, una caracterización de la mujer como belleza física sin reconocimiento a sus emociones e inteligencia, una iglesia manipuladora que induce conductas extremas y una cuadro de competencia absurda van definiendo el drama central de una historia que evade la simpatía de ‘una noche tan linda como esta’.
Escrita, dirigida y editada por Caridad-Montero, 3 bellezas se desarrolla de manera coherente —y a ratos sorprendente— a través de las distintas etapas que viven esa madre y sus hijas en un vínculo de dependencia mutua y de manipulación manifiesta. La escena inicial define esa relación desde que las chicas son apenas niñas. Esa familia —sin figura masculina, nadie sabe quién es el padre de Carolina y Estefanía— es manejada como un régimen dictatorial. Perla induce —más bien obliga— a Carolina a definir su futuro como reina de belleza, a caminar, comportarse y pensar como una miss, a pesar de la resistencia de la pequeña. A su lado, Estefanía se siente subestimada por su madre y su hermana. Surge, entonces, la competencia, la desconfianza, la sumisión, la rebeldía. Esta situación dramática define la totalidad del film. El discurso del guion la matiza, la incrementa, la retuerce y la lleva a extremos, pero es la misma médula trágica. Es coherente con su planteamiento central.
Cuando Perla ve a Carolina y luego a Estefanía como reinas de belleza se está viendo a sí misma, años atrás, en un recurso extremo para salvar su frustración. Cuando las chicas acceden a presentarse al certamen lo hacen como una forma de escape, luego como una vía de aceptación. En sus vidas no hay lugar para otra cosa que no sea concursar y ganar. En ese mundo de mujeres se afianza un sentido de la belleza femenina en alusión a la percepción masculina. ¿Son bellas para qué? O más bien ¿para quién? Hay un hombre hipotético que las observa, las desea, las aprueba. Pero no es precisamente el gurú de la belleza que las humilla. En ese espacio femenino existe solo esa visión de competir y ganar.
La figura masculina tiene una cuádruple condición: el padre está ausente, el amante fugaz es oportunista, el ‘guru’ las desprecia desde su condición homosexual y el hermano es una víctima manipulada. El guion elude de manera adrede la identificación del padre. En un país donde la figura paterna existe precariamente, no hay que dar muchas explicaciones. Ni Perla ni sus chicas se refieres a un papá. Simplemente no existe. En cambio Chino, el mecánico del barrio, feligrés de la misma iglesia, simboliza la ‘amenaza’ del sexo que se manifiesta al son de las alarmas de los autos del taller. Tampoco sabemos nada de él ni por qué asiste a la iglesia ni cómo atrae a las chicas. El ‘gurú’ ejerce su personal forma de explotación como una manera de acentuar la inferioridad femenina. El único personaje masculino salvable es Salvador, el hermano de Carolina y Estefanía, mirada crítica de su madre que no se atreve a rebelarse ni a salvar a sus hermanas.
El desarrollo de este trío femenino se fundamenta en las magníficas actuaciones de Diana Peñalver como Perla, Fabiola Arace como Carolina y Josette Vidal como Estefanía. Las tres bellezas que adelantan sus dramas y decepciones. sus interpretaciones son cuidadas, asimiladas, elaboradas. Realmente convincentes. A sus lados destacan Fabián Moreno, como Salvador, Ricardo Nortier, Prakriti Maduro y Diana Volpe y un largo elenco bien estructurado.
Alexandra Henao en la dirección de fotografía, Álvaro Paiva Bimbo en la banda sonora y Matías Tiko en la dirección de arte conforman un cuadro de colaboradores eficientes. Sin embargo, más allá de la caracterización del hogar de Perla, Carolina y Estefanía, los ambientes del barrio y los espacios del Miss República, bien trabajados, encuentro muy pobre la escena de la ceremonia de la elección. Faltó mucho, precisamente, de Joaquín Riviera. Sobre todo porque constituye el momento más alto del film y permite el desarrollo final que sorpende a todos. Contrasta con el resto de la película.
El primer largometraje de Montero revela su capacidad para trabajar un tema y expresarlo de manera equilibrada, sin incurrir en facilismos. Un cine muy propio, sin excesos ni despropósitos, sobre un asunto que nos involucra a los venezolanos.
3 BELLEZAS, Venezuela, 2014. Dirección, guion y montaje: Carlos Caridad Montero. Producción: Carlos Caridad Montero y Eliana Navarro Buschbeck. Fotografía: Alejandra Henao. Música: Alvaro Paiva Bimbo. Dirección de arte: Matías Tikas. Elenco: Diana Peñalver, Josette Vidal, Fabiola Arace, Fabián Moreno, Georgina Palacios, Francisco Denis, Prakriti Maduro, Diana Volpe, Ricardo Nortier, Miguel Ángel Pacheco, Alexandra Scull, Beto Benites. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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