El crítico de cine e investigador, Jonathan Romney –habitual colaborador de la revista especializada en cine, Sight & Sound–, publicó recientemente en el diario británico, The Guardian, un artículo titulado The 10 best films about films (Los 10 mejores filmes sobre filmes). Romney recupera sus 10 filmes preferidos sobre la metaficción cinematográfica, es decir, sobre aquellos filmes de narrativa autorreferencial; películas que hablan sobre sí mismas; obras que reflexionan sobre sus mecanismos y condiciones de realización, que indagan sobre la condición del cine o que le rinden un homenaje al séptimo arte. A continuación, en estricto orden cronológicos, te compartimos las recomendaciones de Romney:
Behind the Screen
Dir. Charles Chaplin, Estados Unidos, 1916
El cine no tardó mucho en darse cuenta que él mismo podría ser el tema central del propio cine. La más famosa reflexión sobre el cine silente realizada por un filme mudo es Sherlock Jr (1924) de Buster Keaton, con este último como un proyeccionista que sueña con aparecer en una película. Sin embargo, ocho años antes, Charles Chaplin meditó sobre las realidades monótonas que se viven al interior de un estudio de cine. Las travesuras de Chaplin, como un ingenioso tramoyista, revelan el carácter industrial de lo que comenzaba a ser un gran negocio: el cine. En Behind the Screen aparece el personaje de un director, cuyo ceño fruncido y gafas oscuras le dan una personalidad arrogante; él es el encargado de supervisar la realización del filme y es, sin duda, la primera representación en pantalla de un cineasta angustiado.
Hellzapoppin’
Dir. H.C, Potter, Estados Unidos, 1941
Los comediantes de vodevil, Olsen y Johnson, serían olvidados si no fuera por este vehículo delirante, una adaptación de su etapa exitosa de Broadway. Hellzapoppin muestra el espectáculo de un musical en el backstage; es un filme con tintes surrealistas y con la fantasía del cine de vanguardia sobre un director de cine exasperado por no estar convencido del trabajo de su equipo y de los actores. H.C. Potter exploró con varios momentos bruscos que pueden desorientar al espectador el cine dentro del cine. Un director que grita “corte”, actores que se atascan entre los fotogramas de la película, el caos que se desprende en el cuadro de proyección. Hellzapoppin tiene una contraparte de animación en Duck Amuck (1953), donde el Pato Lucas descubre los inconvenientes existenciales de ser un personaje de dibujos animados.
Singing in the Rain
Dir. Gene Kelly y Stanley Donen, Estados Unidos, 1952
El más querido y erudito de todos los musicales cinematográficos; es un pedazo de la historia del cine que reflexiona sobre las tribulaciones de una estrella del cine mudo, Don Lockwood (Kelly), luchando para hacer la transición al cine sonoro. Algunos de los momentos de humor son también elementos crueles realizados a expensas de la elevada diva Lina Lamont (Jean Hagen). El clásico de Donen, la crisis de la industria cinematográfica y la transición de una época a otra fueron homenajeados de forma brillante por Michel Hazanavicius en The Artist (2011).
Pepping Tom
Dir. Michael Powell, Reino Unido, 1960
La película que provocó la elaboración de miles de estudios y disertaciones sobre la política y repercusiones de “la mirada”, Pepping Tom también terminó, prácticamente, con la carrera de su realizador, el británico Michael Powell. Escrito por Leo Marks, este thriller es un bizarro, comprometido y desquiciado estudio sobre la figura del cineasta solitario, con Carl Boehm como un voyeur de obsesionado con capturar la mirada de terror. Peeping Tom es una rareza, ya que capta la elaboración de la imagen cinematográfica en varios niveles. Al principio vilipendiado, más tarde venerado, Peeping Tom es fácilmente tan influyente como Psicosis en la apertura de la mentalidad oscura del cine
8 ½
Dir. Federico Fellini, Italia, 1963
Esta extravagante fantasía autobiográfica de Fellini es una de las cumbres visionarias de la modernidad cinematográfica, también es un ejercicio del “autoengrandecimiento” que tuvo el efecto de alentar a generaciones de autores a tomarse a ellos mismos como material serio para la elaboración de filmes. Marcello Mastroianni que hace ver a un intelectual como un seductor agradable –más de lo que un intelectual lo es en la vida real– interpreta a Guido, el alter ego de Fellini, un director que se ha quedado corto de inspiración y que desea hacer una película sobre su propia vida y sus amores.
Le Mépris
Dir. Jean-Luc Godard, Francia, 1963
Basada en una novela de Alberto Moravia, Le Mépris encuentra a un Jean-Luc Godard abatido sobre las glorias perdidas del cine mientras busca los métodos que conduzcan al cine a un futuro más radical. El escenario es Italia –los estudios Cinecittà de Roma, luego Capri– donde el gran director alemán Fritz Lang (interpretándose a sí mismo) está tratando de filmar La Odisea bajo la égida de un productor estadounidense (Jack Palance). El filme cuenta con el sublime score de Georges Delerue y un preludio metarreferencial de Brigitte Bardot sobre su propio cuerpo desnudo.
The Player
Dir. Robert Altman, Estados Unidos, 1992
Los productores son, a veces, representados en pantalla como unos seres monstruosos (el personaje de Kirk Douglas en The Bad and the Beautiful, 1952). Pero los ejecutivos de los filmes nunca fueron retratados de manera tan abyecta como fueron nunca tan abyecta como el desalmado productor Griffin Mill (Tim Robbins). Escrito por Michael Tolkin, esta escabrosa sátira significó una venganza de Robert Altman contra el sistema de Hollywood –con hordas de nombres, procedentes de ambos lados de la cámara, que muestran la solidaridad hacia Altman contribuyendo con cameos de sí mismos (Cher, Bruce Willis, el guionista Buck Henry, que aparece escribiendo una nueva secuela de El Graduado).
New Nightmare
Dir. Wes Craven, Estados Unidos, 1994
Las normas del género de terror parecen restringir el terreno para la elaboración de una sólida metaficción; pero hay algunos ejemplos como The Cabin in The Woods, Scream y The Human Centipede 2. Antes de Scream, Craven concluyó su saga de Pesadilla en Elm Street con New Nightmare, una contemplación paradójica cargada de las pesadillas habituales, pero con un interesante giro: Craven reunió a los actores de la primera entrega para que, durante el rodaje, padezcan las mismas obsesiones y miedos de sus personajes. El ingenio es convincente, aunque a este filme le fue peor en la taquilla que cualquier pesadilla anterior.
Goodbye, Dragon Inn
Dir. Tsai Ming-liang, Taiwán, 2003
Entre las elegías cinematográficas y los homenajes a los recintos que exhiben películas y que han desaparecido el filme más popular es el empalagoso Cinema Paradiso, pero una propuesta más interesante proviene de Taiwán. El escenario es un cine de Taipei a punto de cerrar; se exhibe el épico filme de artes marciales, Dragon Inn, dirigido por King Hu. Pero en pantalla vemos al personal del cine y al escaso público que ha asistido (una persona solitaria vagando por los pasillos, hombres gay que acuden al sanitario, entre otros). A pesar de su atmósfera cotidiana e intrascendente, no se trata de una proyección más, sino de la última antes de que cierre sus puertas para siempre.
Maps to the Stars
Dir. David Cronenberg, Canadá, 2014
Escrito por Bruce Wagner, esta espeluznante comedia negra es sobre los excesos psicosexuales en Hollywood. El filme puede no ser el más actualizado de su tipo, pero demuestra que siempre hay una fascinación mórbida que se desprende desde la simple observación y transita audazmente hacia una especia de locura en la gente dedicada al cine. El ejemplo más excelso de ello es Sunset Boulevardde Billy Wilder (1950), en la que la leyenda del cine silente, Gloria Swanson, interpretó a Norma Desmond, una diosa de la pantalla caída en la ruina. En la película de Cronenberg destaca el desempeño actoral de Julianne Moore; soberbia como una neurótica estrella narcisista, una prueba de que el fantasma de Norma Desmond no ha sido exorcizado de Beverly Hills todavía.
fuente: http://enfilme.com/
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